En su libro «Enseñar a transgredir», Hooks aborda la importancia de las metodologías participativas y activas en la educación y cómo estas pueden ser utilizadas para promover la liberación y la transformación social. Según la autora del libro, las metodologías activas son aquellas que involucran al alumnado de manera activa y crítica en el proceso de aprendizaje, en lugar de simplemente recibir información de manera pasiva. Estas metodologías pueden incluir el diálogo, la discusión, la reflexión y el trabajo en grupo, entre otras cosas. Un buen ejemplo es el aprendizaje basado en proyectos, un sistema de enseñanza innovador que ayuda a los estudiantes a desarrollar su capacidad de resolución de problemas y su creatividad.

Hooks argumenta que las metodologías activas son especialmente importantes en la educación de adultos, ya que estos tienen un mayor grado de control sobre su propio proceso de aprendizaje y pueden ser más propensos a involucrarse de manera crítica y reflexiva. Sin embargo, también señala que las metodologías activas pueden ser resistidas por aquellos que se benefician del sistema educativo tradicional, ya que estas metodologías cuestionan el status quo y promueven la igualdad y la justicia social. En general, Hooks defiende la utilización de metodologías activas como un medio para promover la liberación y la transformación social a través de la educación.

Por otro lado, el uso de estas metodologías activas y participativas en la educación puede plantear diversos desafíos para los profesores y profesoras que están acostumbrados a utilizar los sistemas de enseñanza más tradicionales y autoritarios. Según Bell Hooks, uno de los principales desafíos que se enfrentan al adoptar metodologías activas es la sensación de perder la autoridad en el aula. Esto es posible que ocurra porque con estas metodologías el alumnado se ve implicado a participar más en el proceso de aprendizaje, lo que significa que el profesorado ya no es la única fuente de información y conocimiento. Volviendo al ejemplo del aprendizaje basado en proyectos, los alumnos trabajan por equipos y eso significa que el rol del profesorado cambia completamente. 

Sin embargo, Hooks argumenta que el nuevo rol de los profesores y profesoras no tiene que significar una pérdida de autoridad. En lugar de eso, el profesorado puede adoptar un papel más guía y facilitador en el proceso de aprendizaje, en lugar de simplemente transmitir información. De esta manera, se puede seguir teniendo un papel importante en el aula, pero también puede fomentar un ambiente de aprendizaje más inclusivo y participativo. Para abordar este desafío, Hooks sugiere que el profesorado puede proporcionar una transición gradual hacia metodologías activas y participativas, ofreciendo una combinación de enfoques más tradicionales y metodologías más innovadoras.

En general, es importante tener en cuenta que cada estudiante es único y puede tener diferentes necesidades y preferencias en términos de cómo participan y aprenden mejor. Por lo tanto, es importante ser sensible a estas diferencias y trabajar de manera colaborativa con los estudiantes para asegurar un ambiente de aprendizaje inclusivo, afectivo y efectivo.

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